La palabra «caribe» originalmente tuvo un significado infamante (algo parecido a lo que ocurrió con la palabra bárbaro). De hecho, caníbal deriva de caribe (cariba). Pero hoy me interesa algo más subjetivo: lo que la palabra evoca en nosotros.
A mí me encanta esta palabra, me hace pensar, no sólo en un mar con todos los azules imaginables, playas paradisíacas, vegetación exhuberante y espacios naturales casi vírgenes, sino en otros términos como:
- Punto de confluencia, de encuentro, resonancia, enlaces
- Zona vital y convulsa
- Región sobrenatural
- Mezcla de culturas, heterogeneidad
- Herencias históricas, sociedades coloniales, antepasados comunes
- Nacionalidades, lenguas
- Costumbres, modos de vivir, de amar, y hasta de morir
- Búsqueda diaria y permanente de la felicidad, amabilidad de la gente
- Sincretismo religioso
- Identidad mestiza
- Visión de lo maravilloso
- Imaginario que funde belleza y horror
- Patrimonio cultural
- Crónicas
- Mitos mezclados de esclavos e indígenas, curanderos y brujos, supersticiones
- Hábitat preferido de García Márquez
- Literatura de la negritud
- Exilio
- Espíritu peculiar
- Música potente, trascendente
- Crisol
- Ritmo, carnavales, máscaras coloridas
- Enigmático
- Onírico
- Exótico
- Calidez
- Dulces sabores…
¿Qué evoca en ti?
Pues desde la distancia, lo que me evoca es un modo de vida más integrado con la naturaleza que el de Europa. No sé si estoy en lo cierto, es sólo una sensación.
Una sensación acorde con la realidad caribeña… a pesar de la distancia.